Feliz navidad y pasad unas felices fiestas acompañados por vuestros seres queridos.
Os adoro <3
"Me giro para saber a qué viene la frase de Iván, pero, irracionalmente, se cuela en la bañera, íntegramente desnudo, y me estampa contra las losas húmedas del baño. ¡Ah!
Nos miramos a los ojos, yo con el corazón en un puño. Quedo impactada por su atrevimiento, pero no lo empujo pese a que debería hacerlo. Ahora no estamos a la misma altura, no tengo tacones y he de levantar la cabeza para verlo bien.—No puedo contenerme —murmura.Sus manos se mueven, vienen hacia mí, avisándome con su lentitud, dándome la oportunidad de pararlo. Sus pecaminosos dedos se hunden en la carne de mi espalda y, rompiendo nuestra conexión visual, soltamos un jadeo. Me chupa el cuello, dejándome sin aliento.Estática, siento que Iván arrastra sus labios sensualmente por mi hombro, acompañado por el chorro de agua que nos cubre.—Reconóceme que con él ya nada es lo mismo. —Se me forma un nudo en la garganta. Baja su boca, chupa la parte inferior de mi pecho. Gimo—. He visto cómo me mirabas. Anoche te oí llorar… Empieza de nuevo.—Iván…—Es un cerdo, ¿qué más necesitas?Lo mismo me pregunto yo. Quiero dar rienda suelta a esto, pero sé que luego me sentiré vacía. Me aprisiona, sus huesos me aplastan, me torturan. Aspiro y hundo los dedos en su pelo, como llevo deseando hacer todo este tiempo. Jadeo, masajeándolo.—El peligro empieza cuando el juego termina —gime contra mi boca—. Y ya acabó, por eso esto es peligroso —añade, y sé que es así, pero no soy capaz de detenerlo—. Asume las consecuencias.Enredo las dos manos cruzadas tras su nuca y me pego a su masculino torso. Su miembro me apunta y mi sexo lo ansía. Quiero más…¡Espera! «¿En qué estás pensando, Aisha?»Soy consciente de lo que está sucediendo y lo empujo, jadeante. Inspira hondo y yo me prohíbo contemplar su cuerpo, tocarlo como quisiera. En su mirada hay fuego, procuro que en la mía haya hielo.—He de irme —murmuro, retirándolo."
"Lo noto lejos de mí, muy lejos. Se sienta en la cama y se cubre la cara con las manos, balanceándose adelante y atrás.—Te he fallado, Gisele —susurra, perdido en sus pensamientos—. Te conocí y te tomé sin más... Te convertí en mi amante y luego, sin apenas ser novios, te supliqué que nos casáramos. No te conquisté antes, ni he sabido hacerlo ahora...
»No nos fuimos a vivir juntos, con tiempo para conocernos, te hice mi esposa siendo casi unos extraños. No te he llevado a cenar, ni al cine... Te encerré en casa conmigo por egoísmo. —Entonces, me mira a los ojos. En los suyos veo sinceridad cuando me suplica—: Quédate a mi lado y déjame conquistarte como no lo he hecho antes, deja que te dé todo lo que te he negado...
Yo me estremezco y tiemblo ante sus palabras.—Cuéntame qué te pasa, Matt. Quiero saberlo todo.—Cariño —suspira con tristeza—, estoy enfermo.Se me escapa un sollozo...—No volveré a tocarte si no quieres, de hecho, no lo haré hasta que tú me lo pidas. Te daré espacio —promete atormentado y me rodea con sus fuertes brazos—, pero déjame explicarte cómo empezó mi tortura para que puedas entenderlo y ayudarme.—Matt...—Te amo, Gisele, dime que me perdonas, dime que te quedarás conmigo. Dime que no te he perdido, por favor.Yo cierro los ojos y me siento a punto de desplomarme.Estoy aturdida, llena de pavor por las palabras que perforan mi cabeza y mi corazón.Está enfermo.Está enfermo.Está enfermo."
"Según llego, más desesperación al contemplar la habitación en la que tantas noches hemos dormido. Me doy un cabezazo contra la pared, que me produce vértigos. Quiero estamparme hasta caer inconsciente al ver nuestra cama, tan vacía, sin las sábanas tiradas por el suelo, sin el desorden que formábamos al hacer el amor.—Vuelve pronto —susurro, desesperado.Toco el cobertor, buscando su aroma, anhelando destrozado su recuerdo. La cama está fría, no hay rastro de su risueña sonrisa, la señal
de que me falta, a mi lado.Tengo un mal presentimiento, uno que no me abandona desde que la vi
partir lejos de aquí."
Un intercambio en el que... los sentimientos estarán por encima del placer.Sé que no seré capaz de sentir nada, que no estaré en el momento en el que este
desconocido, que me arrastra con tanta paciencia hacia abajo, me embista… Pero no seré la idiota que siga llorando mientras Jesús se lo pasa de puta madre en mi cara. ¡En mi casa! Peor, ¡en mi cama…!
—Mírame. ¿Bien? —me pregunta Iván al llegar a la sala más pequeña de la casa, donde Jesús y yo solemos hacer nuestra vida diaria. Me levanta la barbilla y retira mis lágrimas—. Mañana no te acordarás de esto.Levanto la ceja, suspirando por el llanto.—¿De ti?—De lo que él ha hecho con otra —murmura.Me rodea por detrás, con pasos lentos y silenciosos. Me tenso.—¿Por qué estás tan seguro? —pregunto muy quieta.—Porque es un juego —afirma con voz llena de erotismo junto al lóbulo de mi oreja—. Y porque sólo tendrás en la cabeza lo que habrás compartido conmigo. Te tocaré con tanto fuego que no te acordarás de él.
La chica de servicio, 1. Tiéntame.Al notar unas leves caricias en la mejilla, abro los ojos aún adormilada y ahí está él, inclinado sobre mí. Me quedo muda, sin saber qué decir, sobrepasada. ¿De dónde sale esta ternura?
—Tengo que marcharme.—¿Qué hora es? —pregunto abrumada.—Las cinco de la madrugada —susurra muy bajito. Me parece verlo inquieto y ¿triste? No puedo saberlo. ¿Por qué no me deja ver sus emociones?—. ¿Está bien?Afirmo con la cabeza, impresionada por lo extraño que está siendo todo hoy, incluso él. Y cuando pienso que ya no puede suceder nada más insólito, Matt se acerca a mí y roza sus labios con los míos.Esta vez me besa con calma y dulzura. Invadida por algo que no sé explicar, lo atraigo hacia mí por la nuca y lo pruebo, lo abrazo. Es un beso cálido y excitante. Su lengua me embiste con delicadeza, más que con urgencia, y sus labios buscan el calor de los míos. ¿Qué está pasando?No puedo averiguarlo, porque se retira de golpe, con una mirada tierna y sincera, emocionándome al verlo tan transparente conmigo.—Lo voy a extrañar, Campbell —reconozco temblorosa—. No
tarde en volver.Sorprendido, me contempla con detenimiento y un segundo después, me sonríe.—Nos vemos pronto, señorita Stone —musita, acariciándome la
mejilla, antes de levantarse y marcharse.No te pierdas la desgarradora historia de amor entre Matt y Gisele en; La chica de servicio. Ya a la venta la trilogía completa en papel y digital.